LA DEMANDA DE ENERGÍA DE UNA VIVIENDA CERTIFICADA

“Si en mi vivienda no hay aire acondicionado ni calefacción, ¿por qué en mi certificado energético se señalan valores de demanda de energía para refrigeración y calefacción?”

Esta es una pregunta frecuente entre los clientes del servicio de certificación energética.

Estos valores, cuyas unidades son [kWh/m2 año], no corresponden al consumo energético real de la vivienda que se puede reflejar en las facturas de electricidad o de combustible para el aire acondicionado o la calefacción, sino algo bien distinto: reflejan la energía que haría falta para mantener las condiciones internas de confort de la vivienda.

Tras inspeccionar la vivienda, el técnico certificador realiza una serie de cálculos en los que para estimar cuanta energía es necesaria para mantener el interior de la vivienda a una temperatura agradable, utiliza datos sobre el grosor de los muros, suelo y techo de la vivienda, datos sobre las ventanas, datos climatológicos sobre el entorno y hasta datos sobre las sombras que otros edificios proyectan sobre la vivienda en cuestión.

Así, aunque no se disponga de aire acondicionado ni calefacción, el resultado del cálculo indicará si la casa es muy calurosa durante el verano y por tanto demandará energía para refrigerarse o si resulta ser muy fría durante el invierno y entonces demandará energía para mantenerse caliente, repetimos, aunque no se disponga de calefacción ni aire acondicionado.

Gracias al cálculo de estos valores y al conocimiento sobre las instalaciones y máquinas térmicas de la vivienda, el técnico certificador puede realizar un estudio sobre el ahorro de energía y proponer cambios tanto en la envolvente energética de la vivienda y su aislamiento (suelos, techos, muros y ventanas), como en las instalaciones de agua caliente, climatización e iluminación, y calcular el ahorro energético que supondría la introducción de sistemas de energías renovables o simplemente la sustitución de los equipos convencionales por otros también convencionales pero de mayor eficacia o de menor consumo eléctrico.

La ausencia de subvenciones, o peor aún, la existencia de tasas que gravan la instalación de renovables en España, hace difícil que los propietarios de un inmueble se decidan por adoptar medidas de ahorro de este tipo, pero gracias a un certificado de eficiencia energética bien hecho, se pueden adoptar pautas de comportamiento y consumo y estrategias basadas en las características del inmueble estudiado, que nos pueden permitir ahorrar en energía sin necesidad de recurrir a reformas demasiado costosas.

Sea como sea, tanto si nos decidimos por realizar una reforma profunda de la vivienda como si optamos por cambiar nuestras pautas de utilización de la energía, el certificado energético es un documento de partida indispensable para conocer los puntos fuertes y débiles de nuestra casa y fundamental para realizar una inversión inteligente y rentable en el medio y largo plazo. Además, aprovechando la visita del ingeniero al edificio, podemos aprovechar para recibir asesoramiento de primera mano sobre temas relacionados con el nivel de aislamiento, el funcionamiento de los aparatos de la casa y su consumo, la potencia contratada, la composición de la factura eléctrica o las diferencias entre las diferentes alternativas en lo que se refiere a las energías renovables disponibles. En este sentido, en un próximo post hablaremos sobre cómo aprovechar más la visita del técnico al domicilio para la realización del certificado de eficiencia energética.